Las mujeres más pobres de Berlín
-trece niñas en habitación y media,
putas, presas, parias-
aquí retuercen sus cuerpos y gimen.
En ningún sitio se grita tanto.
En ningún sitio dolores y pesares
se ignoran tan completamente como aquí,
porque aquí justamente siempre se está gritando.
"¡Empuje usted, mujer! ¿Entiende, sí?
No ha venido aquí a divertirse.
No alargue usted el asunto.
!Al parecer también salen excrementos!
No está usted aquí para descansar.
No viene solo. !También usted tiene que hacer algo!"
Al fin llega: azulado y pequeño.
Orina y heces lo ungen.
Desde once camas con lágrimas y sangre
su único gemido lo saluda.
Sólo de un par de ojos brota un coro
de gritos de júbilo hacia el cielo.
Por este pequeño trozo de carne
pasará todo: desgracias y felicidad.
Y el día en que muera entre estertores y congojas
seguirá habiendo otras doce en esta sala.
Gottfried Benn
(Traducción de Jesús Munárriz)
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