Noticiero "Detrás de mi ventana": Romanos, Bellatin, Coetzee, Querétaro y doña Florencia.

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Ya preparé mi traje de romano.

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Porque antes que mandar palabras, quiero mandar una imagen: la de los guerreros romanos, ahora, sus descendentes, luchando contra los escombros por el reciente terremoto.

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¡Qué mundo! Yo titulando un libro así, así, así, debido a mis ruinas personales, luego alguien premiándolo, y a las semanas, Roma de nuevo en ruinas, en sus propias ruinas.

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Bellatin me recomendó que escribiera un breve discurso de agradecimiento para la ceremonia del Francisco Cervantes.

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Bellatin llegó seguramente hace 10 minutos a Monterrey. Debo apurarme con este post.

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Con todo listo para mi viaje, me voy a verlo para tomar unas copas antes de regresar ebrio a descansar un ratito previamente a tomar el taxi al aeropuerto.

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Hace mucho que no voy al DF y hace mucho que él no viene a Mty.

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Justo cuando yo voy, él llega.

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Así es la vida. Pfff.

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Dice Sergio Ernesto Ríos que le desespera que diga o escriba: PFFF.

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Aunque precisamente no voy al DF, sólo iré al aeropuerto mañana por la mañana y el sábado un rato por la tarde antes de mi vuelo de regreso. Quizá cambie las fechas y nos quedemos hasta el domingo.

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El viernes es la ceremonia y todo eso.

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Al inicio de Elizabeth Costello, Coetzee pone este diálogo entre la Costello y su hijo John, quien la acompaña a recibir un premio a una universidad:

"--John, ¿qué quieren exactamente de mí?
--¿Esta noche? Nada. No es más que una cena con miembros del jurado. No nos retiraremos tarde. Les recordaré que estás cansada.
--¿Y mañana?
--Mañana es otra historia. Me temo que vas a tener que remangarte.
--Me he olvidado por qué acepté venir. Parece que es meterse en un jaleo enorme para nada. Tendría que haberles pedido que se olvidaran de la ceremonia y me enviaran el cheque por correo.
Después del largo vuelo, Elizabeth aparenta su edad. Nunca ha cuidado su aspecto. Antes de lo podía permitir, ahora la edad le pasa factura. Parece vieja y gastada.
--Me temo que no funciona así, madre. Si aceptas el dinero, también tienes que aceptar el espectáculo."

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Luego, más adelante. Coetzee dice que John, "está aquí, con ella, por amor".

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Conmigo, haciendo todas las diferencias que hay entre la Costello de Coetzee y mi muy particular visión warholesca de la realidad y la literatura, va mi madre, doña Florencia Cabello.

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Mi madre que ni se imagina qué diré en mis palabras de agradecimiento. (Claro, si se presenta y me las piden).

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Doña Florencia, también, estará allá, conmigo, por amor.

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Claro, y porque ha mantenido en alto mi carrera literaria más que ningún premio, beca del gobierno, affair francés, gira promocional, capricho, etcétera.

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En fin, Querétaro, allá vamos. Ya nos vemos pronto.