samedi, février 23, 2008

PIMP M(T)Y POETRY: LA SEMANA MÍA EN EL TACTO DEL URÓLOGO


Urológico: asoleado el beso de tanta acera desplegada sobre la manchita enrarecida en la punta del glande. Toda la noche un goteo incesante desde el diente afiebrado. No dije que había un jardín, te dije que aquí es el jardín. Entonces "azúcar amargo" como himno para los perros de agua sedientos y entre silbatos testimonio: shh, shh, shh. Ese mesero me causa placer.

Y así, las horas pasaron por evangelio cuando apenas "galaxias de la ceniza suspendida". Que la Sara, que la Blum, que el Pesina, que la Doncella y el Òudi. Que ellos y el Marco subiendo al taxi, bajando de otro, arrojando los libros por la ventana: poemas sacudiéndose la verga en el baño de mujeres de la zona VIP. No te desgastes, luego escribes un cuento y te haces famosa: mira esta lama, decía tocándose los pezones saltarines.

Mientras tanto, uno de los borrachos pensaba en las palabras del urólogo. En las calmas palabras que decía cuando se ponía los guantes para el tacto. Toxicómano, le gritaba el españolito de guardia médica antes de dividir sus nalgas con un cuchillito de palo. Sólo respira profundo, no pasa nada, esto va a doler, tiene muy buena próstata, ah, eso se siente raro, me ha manchado el guante, voy a vomitar.

Y entonces la lectura de poemas: que sí que no que qué te importa. Las lágrimas milagrosas: luminosas de tanta cerveza y pompa al aire: que se me cuela el júbilo. El que se acuesta con niños, amanece mojado. Sí, sí, sí. Pero el que se acuesta con poetas, amanece de lado. Y mejor no entrar en detalles que la choza se incendia y el pajarero se apendeja y ya lo dijo el poeta aquél que "dos lechugas no hacen huerta". ¿Pero qué tal si te cambio las lechugas por riñones?

Ay, paperas. Ay, humedad, no me vueltas a dar que este niño no se quiere mojar. Sin embargo: el mantra hacía de las suyas cuando en la cama Morfeo empalaba a los poetas. Me vale pito. Me vale pito. Me vale pito. Me vale pito. Me vale... Qué liberador, pensaba aquél perro de agua haciéndose súbitamente "lugar de" chorro abierto desde el sueño. Ay, nubarrón. Ay, moteles. Ay, tengo que volver con mi urólogo pronto que este grifo anda necesitado.
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Me vale pito... el mantra continuará por los charcos de los charcos del uro placer.


Marco Antonio Huerta. La semana milagrosa (FORCA, 2006) mereció el Premio Regional de Poesía "Carmen Alardín".

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