1
Yo reduzco mis labios
a un polvo blanco
donde las mañanas me hornean.
Veo una música serpentear bajo nuestra lengua
pero no hay nada más allá del mito:
son tus manos cubriéndome los poros.
2
A veces soy un perro que se come su corazón.
Ceremonia del amor propio.
Sálvame.
3
Una carta en la sangre.
Una firma en la cavidad del dolor.
Sigo esperándote en este buzón.
Atrincherado para no morir.
Aunque no.
Tampoco hoy regresarás.
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