lundi, décembre 24, 2012

Santiclós y el zapato rojo de tacón alto (en Kitsch de cuarzo, 2012)


Santiclós y el zapato rojo de tacón alto

Y yo que juré el zapato rojo de tacón alto de Mamiclós.
Y yo que dudé la salida de la habitación:
entrenamiento para mis muñecas: ponerles brazaletes

y bailar y bailar y bailar… viendo mis sombras en la pared.
Y yo que escribí cartas con la letra redondita en combinación
con las llantas del camión de los bomberos o con el pesado

balón de fútbol soccer: los hombres
son redondos, me gritaba el abuelo
y él que miraba cómo me hacía el callado, el dormido

cuando venía en las nochebuenas con un equipaje de deporte.
Y yo que recibí todos los equipajes de deporte que existieron
antes de la muerte del abuelo: palos y pelotas: putizas

de mis compañeros: sus carcajadas porque no sabía correr.
Y yo que encubrí el brillo de mis ojos: juegos
de té, ponis de colores, estufitas para hornear pasteles de fantasía

que recibían mis primas: canallas que parieron a los 15.
Y yo que imaginé mis guantes de lana, negros y hasta los hombros
mi bufanda, un abrigo de mink (claro, antes de ser vegetariano)

y mis botas, unas zapatillas, mínimo de hule, pensaba.
Y yo que devine un buen hijo cada año: una bota negra imitación
de piel en la chimenea: entre más crecía, los regalos

más grandes eran: pero ahora a los 40 me entero de la verdad.
Y yo que deseé repleta la bota de papá: Santiclós nunca me enseñó
que en una bota de papá: un videojuego y una bufanda,

y en cambio, en un zapato rojo de tacón alto:
un brazalete de diamantes: y los diamantes
son para siempre.


 Poema incluido en Kitsch de cuarzo (El Tucán de Virginia, 2012)

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