mardi, avril 21, 2009

Noticiero "Detrás de mi ventana": Handy-Man

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La desdicha de no tener un diario se debe a que quiero que alguien descubra mis secretos.

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Pienso que soy demasiado cotilla sobre mis asuntos con el mundo.

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Luego sólo me queda un personaje. Nada de misterio.

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Por eso en los antros me reconocen y no se atreven a hablarme.

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O resulta que me conocen mientras el ligue.

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El beneficio de no tener un diario es que puedo olvidar.

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Sobre todo el olvido.

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Bendita fama la del olvido.

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Y, además, el alcohol.

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Es la historia de la literatura, le dijo Patrick Deville a Alain Robbe-Grillet sobre mí.

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Ay, la muerte y el olvido.

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Ay, los noticieros que sirven de falsos colchones y se desusan como cualquier álbum.

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Ay, qué ganas de confundir por siempre el amor con el masaje.

2 commentaires:

Romario Arlt a dit…

Entonces, ¡Quién fuera diario para descubrirte! Es de esa manera que se inicia un juego inusual (aunque no lo parezca) de imágenes con un grado elevado de violencia para el que se desee inocente de cualquier acto pasional. ¡Quién fuera cinturón para amarrarse a tu cintura!

Óscar David López a dit…

:)

Ya hay quien.


Uuuuuuuuuuu.