Tengo un amigo a quien le encanta enseñarse. Es un performancero de webcam. Enciende la camarita y se la pasa fumando. A veces se levanta y desaparece: reaparece con un vaso de agua, con un cambio de ropa, con un monito de diseño corporal de anabólicos. ¿Por qué el afán de protagonismo? Claro, estoy yo del otro lado: recibiendo la imagen de su cuerpo, de la bocanada de humo del cigarro, una sonrisa a mis tonterías. Pero, ¿en qué radica el afán de mostrarse? Yo no me muestro porque últimamente no me siento a gusto con mi cuerpo. Puede decirse que temo de mi cuerpo. La imagen de mi cuerpo expandido por el ocio y la ligera torpeza de dejarlo crecer porque no hay nadie: a mi soledad no le incomoda que yo tenga mal cuerpo: incluso podría decirse que tengo a mi soledad debido a que mi cuerpo ha pasado de talla 30 a 32. Sí, estoy a dos pasos del GYM pero no he entrado. Tengo otra amiga que tiene un novio fisicoconstructivista. Tengo otro amigo que es maestro de salsa y de spinning. Mi amigo performancero de webcam tiene ya seis meses en el GYM. Tiene una estatura promedio, brazos musculosos, marcados, una sonrisa impecable, ojos pizpiretos y una mullet chidísima. Sí, tiene todo lo ideal para fotografiarse y está en todo su derecho de exponerse. Pero mi amigo perfomancero de webcam no es del tipo superficial: al contrario. Sin embargo su exposición se debe al embeleso. A que hay otro, en este caso yo, que es un mirón, un voyeur de nacencia: un ojo pegado a la cerradura; un espia de las historias: del tiempo muerto y los hallazgos. Mi amigo performancero de webcam tiene un par, un engrane, un espectador. Somos un combo fundado en el embeleso. Y qué.
1 commentaire:
a mi eloscardavid mencanta en cualquiera de sus presentaciones.
ya me eche el gangbang morrito. aja.
abrazos
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