lundi, janvier 28, 2013

Libro de feria

Por Óscar David López






























¿Qué es un libro? Recientemente, en la xxii Feria Internacional del Libro de Monterrey, advertí que uno, como lector, es un mañoso cuando busca temas, editoriales o autores. Entra a la Feria y va directo a los puestos de editoriales conocidas, buscando novedades o libros específicos. Muy pocas veces deja que el azar entre en juego. Se olvida de las primeras lecturas, que son signo de lo que somos ahora: uno entraba como a la Casa del Terror que súbitamente se convertía en la Casa de los Espejos. El reconocimiento en lo desconocido es parte fundamental de esas primeras lecturas y de las que elegimos en el futuro. Del terror a lo desconocido al reconocimiento en el espejo se firna una mirada.
Lo que decía: uno va a la Feria del Libro buscando ciertos libros porque en la actualidad Internet nos avisa de autores, editoriales o temas que siembran el interés desde antes. Sin necesidad de tener que revisar todos los locales minuciosamente, uno ya sabe qué comprará y qué quizá no encontrará. De la fil de Monterrey se dice que va de mal en peor porque está llena de objetos que no son libros, como chucherías, juguetes y aparatos electrónicos. Por supuesto pierde al comparársele con la fil de Guadalajara, que gana incluso a las reuniones libreras de Los Ángeles o de Madrid. Creo que comparar ferias del libro ya es signo de que las cosas empeoran. La de Monterrey perderá siempre porque las librerías (asumiendo que una feria del libro es una gran librería) son un negocio flojo el resto del año.
Es cierto, Monterrey lee poco. Temas como la lectura o los eventos literarios no suenan en los medios de comunicación, por ejemplo, durante temporadas vacacionales. Las librerías de viejo tienen a los mismos clientes, como las cadenas nacionales de librerías también tienen a la misma señora sentada tomando café con el mismo libro abierto. Una comparación de la grandeza de una feria del libro me recuerda la ambición regiomontana de construir un río artificial como el Paseo Santa Lucía junto a un cauce natural como el Río Santa Catarina. Hay algo absurdo en esa imagen. El problema fundamental de los regiomontanos, que queremos una Gran Feria del Libro. es que no sabemos qué es un libro y lo confundimos con el negocio editorial. No leemos durante el año pero queremos comprar libros que no tienen mercado y que son imposibles de traer a una ciudad poco lectora. Son libros de feria, atracciones del momento.
No se trata de la situación de violencia que atraviesa Monterrey. Muchos autores acceden a venir, a presentar sus libros o al Encuentro Internacional de Escritores de Conarte sin temer a los sucesos. Hace falta implementar más ruido alrededor del acto de leer con el resto de los regiomontanos, que ni en la fiesta librera se detienen a abrir un libro. ¿Qué es un libro?, hay que preguntarse insistentemente. Es la corteza del árbol, dice la etimología latina. Puede tratar sobre cualquier tema. Un libro puede ser tanto un sauce como un huizache. Ambos dan sombra en este desierto.

Comentarios al autor: oscardavidlo@gmail.com

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