A una pequeña actriz, tan diminuta
que es de los liliputos favorita,
y que a todos el culo facilita:
¿es exageración llamarle puta?
Por mucho que se diga y se discuta
ella es tan servicial, que cuando cita,
las vergas que recibe de visita
ornamenta con una cagarruta.
Cuando logra que un golfo se la embuta,
en gritos de placer se desgañita
y gráciles piruetas ejecuta.
Y satisfecha abrocha su levita,
y corre al excusado y le tributa
los górgoros de mecos que vomita.
Nos volvemos a ver. Año tras año
soñé con encontrarte en mi camino.
¡Sol de mis ojos, luz de mi destino!
¿No quisieras, mi bien, tomar un baño?
Nos encontramos uno al otro extraño:
Gordo tú, flaco yo -¡mundo mezquino!
Y me complace ver -¡oh, desatino!-
que hay cosas que no cambian de tamaño.
Te quiero como antaño te quería:
con pasión, con dolor, con amargura,
cual si este siglo hubiese sido un día.
Quiero corresponder a tu ternura:
Levanta tu barriga, vida mía,
que me voy a quitar –la dentadura.
Salvador Novo
en Sátira. El libro ca...
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