Cuando el avión estaba a punto de aterrizar, el capitán dijo: Bienvenidos a la ciudad más bella de México: Monterrey. Mi familia me recibió entre globos y serpentinas. Me llevaron a cenar tacos de carne asada y al pastor. Platicamos de toda la Europa que había conocido y la Europa de las guías de viajero. Cuando entré a mi habitación, ahora pintada de blanco, me di cuenta que habían instalado un clima de aire acondicionado y habían reformado por completo las ventanas. Al siguiente día, al caminar por la nueva vía que va desde el Palacio de Gobierno hasta el Parque Fundidora en donde han construido un paseo formado por una rambla hermosa junto a un río artificial, me pregunté ¿pero dónde están los narcos?
Dudo mucho que los extraterrestres hayan abandonado la ciudad.
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