mercredi, septembre 24, 2008

Píxel con Jésica López La Negra



Perro semihundido en la arena (acrílico sobre una post-it), 2007,
de Jésica López La Negra.

Esta es una de las cinco imágenes que La Negra realizó y que forman parte de mi libro Perro semihundido (2008) que se presentará el 18 de octubre en la FIL de Mty. Iuuuuuu.

Todos invitados... XIII Encuentro Internacional de Escritores


Hay que seleccionar a qué ir y a qué no, obviamente hay mucho relleno. La selección de autores regiomontanos no es del todo agraciada pero se cuenta con quienes seguramente harán su mejor papel (aunque predominan los fallos en desgracia). Por otra parte, la selección de invitados extranjeros está (al menos a ojo alzado) en la cuerda floja (habrá que acercarse a las mesas y escuchar). Espero que mi predicción sea completamente errónea y me lleve la sorpresa del año. En fin, ya me acercaré a charlar con los invitados para eliminar todo estigma.

mardi, septembre 23, 2008

Píxel con Teresa Margolles


La herida (Surco de ocho metros de largo, quince centímetros de ancho y tres centímetros de profundidad, lleno de fluidos de cadáveres de personas asesinadas), 2007.

jeudi, septembre 18, 2008

Holograma del Huracán Gilberto

Un video producido y un texto de Gabriela Torres:


Hoy, hace 20 años, el Huracán Gilberto (una de las peores desgracias en la historia de mi ciudad), azotó la Sierra Madre, justo en Monterrey. Cambió su velocidad en grado de 2 a 4 (cuando tocó las costas de Tamaulipas). En mi colonia había ríos en vez de calles y podíamos ver toda la mercancía de la Pulga Mitras, flotando afuera de nuestras casas. Entre los recuerdos y comentarios de mis amigos, algunos mencionan las filas de ataudes que delineaban el Río Santa Catarina, en espera de los cuerpos. Algunos perdieron a sus familias, otros, simplemente recuerdan las aventuras y avatares que sufrieron al momento de dicho desastre.

Para el proyecto "Arquitextura", colaboré con una pieza sonora, llamada "Holograma del Huracán Gilberto", basada en el cuento "La Forma del Dengue" de Óscar David López en la voz de Sergio Pérez-Torres (julio de 2008). A colación del vigésimo aniversario, hice este videotrayecto (con imágenes recicladas del YouTube), mismo que recorrió el "Gilberto", desde el desbordamiento del río, hasta lo que es la casa de mi mamá, donde vivía en ese entonces.

Triste, sí, ver las imágenes del huracán (1988) nostálgico, sí, ver el recorrido por lo que es hoy la avenida Gonzalitos, hasta la que siempre será "La Casa".


lundi, septembre 15, 2008

Noticiero "Detrás de mi ventana": Duelo por David Foster Wallace, el vecino Ángel y una mujer que no volveré a ver

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Pasada la media noche del viernes, mi madre cruzó el jardín que separa la casa grande del pequeño departamento en el que vivo, y entró usando sus propias llaves, acto por demás inusual, pues respeta por completo mi privacidad y mis horas de escritura; traía consigo una noticia: mi hermana enfermera venía en camino para llevarla al hospital.
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¿Qué sucedía? Por mi cabeza pasaron los casi 40 nombres que componen a mi familia directa, la que deciende de la unión de mis padres. Sin embargo, nadie estaba en el hospital. Era un dolor indescriptible que cruzaba el área abdominal del cuerpo de mi madre. ¿Indescriptible? Por supuesto, sólo ella lo podría expresar. Además debía ser así porque rotundamente ella nunca ha ejercido su candidatura para ser una hipocondríaca, contrario a gran parte de la familia.
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Antes de salir de casa, hice un par de intentos fallidos por comunicarme con alguien más de la familia. Nadie respondió. Así que emprendimos la detestable travesía hacia el hospital. No creo que haya suceso mán agridulce que un arribo a una sala de urgencias. Niños que se tragaron monedas, mujeres con dolores matrices, hombres con alguna parte del cuerpo lacerada, ancianos en sillas de ruedas.
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Al llegar apenas mi hermana enfermera usó su frase todopoderosa: soy colega. Mientras ella y mi madre se perdían por un pasillo hacia las salas de auscultamiento, yo desabroché mi angustia tratando de comunicarme con otras dos de mis hermanas. Llegarían de inmediato, afirmaron cada una desde su somnolencia. El resto del tiempo recordé los meses que yo pasé internado, en salas de rayos X y ultrasonido, preparándome para biopsias, endoscopías, cromoscopías, aplicándome la quimio como un chimpancé-conejillo de Indias al que no saben si le va a funcionar.
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Cuando mis hermanas llegaron con sus esposos comenzó la carnicería familiar. Al llegar a una sala de espera lo menos que hacen las mujeres de mi familia es quedarse a la expectativa. Luego de un rato, mi hermana mayor y yo nos colamos por el pasillo con el afán de saber el estado de nuestra madre. Le habían practicado un pinchazo en el antebrazo para tomar una muestra de sangre y, en el momento en el que entramos, le ponían una bolsa de suero. Mi hermana enfermera dijo que la doctora la había revisado y que había que esperar a que trajeran las placas y los resultados de los análisis.
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Nos reunimos afuera para que mamá durmiera un rato. Vinieron las escenas de las muertes de algunos de mi familia: mi abuela, mi padre y mi sobrino, hijo de mi hermana mayor. Todo circula alrededor de la conciencia de la muerte cuando se está entre gente desesperada que también espera como nosotros tener buenas noticias. Luego de un par de horas, unos se fueron y otros nos quedamos esperando que todo fuera un malestar mínimo, pasable, recuperable.
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A la mañana siguiente, en casa de mi mamá, llegó la familia de mi hermana mayor con una noticia. Ángel, conocido como Angelito, hijo de la vecina de mi hermana, había fallecido muy temprano, a los 29 años, al desayunar, se había atragantado con una galleta. Impactante. Aunque nosotros pasamos la noche en vela, al cuidado de mi madre que sólo tenía una infección urinaria, otra familia que había pasado la noche entregada al sueño sobre sus camas ahora tenían un sepelio.
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Ángel era un chico normal, siempre había tenido un empatía muy grande por él, casi desde que mi hermana y su esposo se convirtieron en sus vecinos. Entablamos pocas conversaciones. A los cinco años le detectaton diábetes infantil, lógica y trágicamente nada fue igual. Cuando yo estuve en el protócolo de la quimio me trasladaron a casa de mi hermana porque en casa de mis padres estaba la abuela muy enferma, mamá no podía con dos convalecientes. Además yo era un exigente de mierda, lo acepto, estaba muriéndome así que necesitaba los reflectores sobre mí, algo así. Entonces instalado en casa de mi hermana, veía a Ángel a menudo, cuando su mamá y él nos visitaban.
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Tengo una imagen fiel de Ángel, de hace algunos 4 años. Nos encontramos en un hospital, tan asiduos nosotros. Lo saludé levantando la mano pero no recibí contestación. Como no tenía fuerza, no me acerqué ni hice mayor esfuerzo. Unos meses después supe que Ángel ya había perdido el 80 % de su visión total. Desconozco cuál sea la etapa en la que murió, cuán desgastado y maltratado debió estar ya.
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Anoche un amigo que trabaja en un periódico me dijo que había llegado un comunicado de prensa, había muerto David Foster Wallace. Quedé mudo. Y luego se corrigió: en realidad se suicidó. Peor aún. Para insultarlo a todo pulmón. Aunque no niego que me seducen los suicidas. La delicia de leer a Foster Wallace era secreta. En realidad últimamente, quizá de tres años hasta ahora, no digo nada sobre los libros que compro ni que leo. Excepto los que no me gustan. Claro, esos los regalo. ¿Quién cumple años próximamente? No es que sea un cabrón, si los libros fueron editados y a mí no me gustaron, hay que liberarlos. ¿Para qué destinarlos a la muerte de un espacio personal como mis libreros? Nunca.
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A Foster Wallace lo leí en un FNAC en Barcelona, no tenía dinero y necesitaba leer, así que me la pasé leyéndolo hasta que me echaban del lugar. No tengo nada suyo en mis libreros. Los que tenía en casa, Oblivion: Stories e Infinite Jest (la cual no terminé) las perdí. Una fue por estupidez mía y la otra misteriosamente desapareció de mi librero. Semejante libro voló al bolsón de alguien sin chistar. Entonces no puedo echarme al sofá a leerlo y convocarlo con un poco de libromancia.
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La nota del suicidio de Foster Wallace ha conmocionado a muchísimos. Carajo, es para que conmueva al planeta entero, era un escritor magistral, estaba en plena producción y largos etcéteras podrían seguirse con sólo mencionarlo. Su esposa lo encontró ahorcado cuando regresó a casa. ¿Qué hacía su esposa fuera de casa? No es un comentario machista, en verdad me pregunto esto: ¿qué hacía fuera de casa?
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Foster Wallace nació en 1962, murió en 2008. ¿Qué decir? No hay que decir nada. Hay que leerlo. Vaya, es un momento espantoso para su obra porque puede desencadenarse un aluvión de publicidad, sin embargo, es la mejor forma de conocerlo. Ahora la única. Al menos nosotros seguimos vivos y tenemos sus libros al alcance.
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La muerte, las muertes, los muertos. La enfermedad. Cuando estaba en la sala de espera del hospital mientras mi madre dormía, una mujer hablaba por celular y le daba esta noticia a alguien: me voy a morir, me estoy muriendo. La analicé de pies a cabeza, estaba "en una pieza". Sin embargo, seguramente, como es costumbre con nuestra raza, como es ahora natural en este post, ella se va a morir, ella estaba de luto porque se está muriendo y no hay nada qué hacer, quizá así se sintió Foster Wallace, entonces sólo nos queda hablar la muerte, enfrentarla, leerle unas palabras al oído y luego decirnos, como Nicanor Parra:
_
"Me toqué la frente, pero no:
ya no podía más".

jeudi, septembre 11, 2008


Cita con Fangoria

El arte de decir que no

Porque a mí no me gusta perder
los papeles ni el sitio.
Ni escuchar disparates que van
a sacarme de quicio.

Mentiras, traiciones, promesas vacías,
miserias, tensiones y mil tonterías.
¿Por qué me voy a conformar,
si no lo necesito?

El arte de decir que no
de forma natural.
La ciencia del perfecto adiós
tajante y sin dudar,
sin sentirme mal.

Porque sé que es difícil tratar
con fantasmas de oficio.
Negociar puede ser al final
un maldito ejercicio.

Y afrontar lo que aún esté por llegar
aunque me haga llorar
lo que me impide ser quien yo quisiera ser
sin pedir perdón.

El arte de decir que no
de forma natural.
La ciencia del perfecto adiós
tajante y sin dudar.

El arte de la negación
de tanta utilidad.
Para poder decir que no
sin freno ni marcha atrás,
sin sentirme mal.

(de Arquitectura efímera)

mercredi, septembre 10, 2008

Todos invitados... Feria del Libro de Saltillo


Por allá andaremos presentando el libro de Esos que se quieren tanto (o como se llama en realidad: Nosotros que nos queremos tanto), de Ediciones El Billar de Lucrecia. Sábado 20 de septiembre. ¡Ya casi! Las actividades se puenden consultar acá.

mardi, septembre 09, 2008

Recomendación... Periódico de Poesía (festejando su Primer Aniversario)

Un correo a mi bandeja de entrada:

¿Ya leíste?

El número de primer aniversario de Periódico de Poesía

www.periodicodepoesia.unam.mx


Mira y escucha a Verónica Zondek que estará en México en Octubre, como participante del Festival de Poesía en Voz Alta (consulta el programa,no te lo puedes perder).


También:Julián Herbert y Luis Alberto Arellano hablan sobre poéticas actuales en Entrevista.

Reseñas sobre: Poemas de la era nuclear, Un pajarillo habla, Animales distintos, Entre lo timorato y lo arrogante, Imaginario de voces, Apunte a lápiz, Isla del dragón y Remedio para heridas sin remedio.


Es Espacio Infantil, La Noche es un tren…


Traducciones de Tzvetáieva y Dorion (por Selma Ancira, Francisco Segovia y Pedro Serrano)
Inéditos de Aguinaga, Barrios, Cabel, García Bergua, Montaña, Neira, Ortuño, Posada, Roses, Schuster.

Todos invitados... Reiki!


samedi, septembre 06, 2008

Cita con Salvador Novo

LA ESCUELA


A horas exactas
nos levantan, nos peinan, nos mandan a la escuela.

Vienen los muchachos de todas partes,
gritan y se atropellan en el patio
y luego suena una campana
y desfilamos, callados, hacia los salones.
Cada dos tienen un lugar
y con lápices de todos tamaños
escribimos lo que nos dicta el profesor
o pasamos al pizarrón.

El profesor no me quiere;
ve con malos ojos mi ropa fina
y que tengo todos los libros.

no sabe que se los daría a todos los muchachos
por jugar como ellos, sin este
pudor extraño que me hace sentir tan inferior
cuando a la hora del recreo les huyo,
cuando corro, al salir de la escuela,
hacia mi casa, hacia mi madre.

(de Espejo, 1933)

jeudi, septembre 04, 2008

Noticiero "Detrás de mi ventana": ¿Conoces a David Tetrix?

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Apenas una línea en su blog pero seguro nos traerá más.

Noticiero "Detrás de mi ventana": Notas del erotismo con un cirujano

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El cuchillo lo arregla todo.
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Mis nalgas son flácidas pero tengo pulso de cirujano.
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El pulso puede definirse como el ladrido de un perro cazador en mitad del bosque al encontrar a la caza.
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Cuando te abren el estómago ya nunca vuelve a quedar bien el cuerpo.
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Es como morder una manzana y no comerla.
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El presente de la sala de cirugía va del momento en que el escalpelo hace la primera disección hasta el momento en que se saca al paciente de bomba.
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La estética del corte depende tanto de la geometría del ojo como de la entereza de la técnica para usar el instrumental.
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Aunque tengo pulso de cirujano, eres tú quien tiene manos prodigiosas.
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Otra noche regresaré por tu lengua.
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Tengo que usar las dos manos para abarcar tus nalgas.
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Puedes usar un guante quirúrgico a falta de.
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Lo peor no es que el cuerpo se pudra sino que el alma siempre ha estado podrida.
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Un cirujano después de los cincuenta y pico comienza a bailar duranguense.
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El pulso es el alma del cirujano.
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Y el instrumental quirúrgico, su bastión.

mardi, septembre 02, 2008

Recomendación... Crítica número 128


Crítica es una revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla y es dirigida exepcionalmente por Armando Pinto y Julio Eutiquio Sarabia. En el número 128 (correspondiente a la imagen de la portada aquí mismo) aparece un poema mío titulado Sauna gorigori. El blog de la revista aquí en el cual se pueden leer algunos adelantos del número correpondiente.

Noticiero "Detrás de mi ventana": Porque no hay nada más despreciable de esta ciudad

Doble moral soup, de Gaby Torres.